Quizás
no tenía una voz muy bonita, y su manera de andar fuera un tanto peculiar. No, no me gustaba que se llevase todo el rato las manos a los bolsillos, pero si me encantaba que me dejara
un huequito en el bolsillo izquierdo de su chaqueta para
calentarme las manos en Invierno. Odiaba que me picase o que me mirase con cara de
'eso no ha tenido gracia', pero adoraba sus
abrazos por la espalda o sus beso-sustos.
No fue su culo, ni su tableta perfecta, ni su maravillosa y adorable 'V' que tantas noches me comí. No, la verdad es que fueron sus ojos, su sonrisa y su '¿Qué pasa, cara de pasa?' lo que hicieron que mi corazón se tirase al vacío.
No miré lo que era, más bien caí en lo más profundo de su alma y, bueno, me enamoré'
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminar