jueves, 7 de marzo de 2013

Elijo ser feliz.

¬Esas historias interminables que imaginábamos juntos donde yo solía estar sentada en sus rodillas, donde sobraban las palabras y el corazón se salía del pecho. Tardes enteras con motes cariñosos que nadie sabe que existen, que solo él y yo usábamos, que nadie entendía, que solo él y yo sonreíamos al oírlos. Las noches en vela riéndole a la pantalla buscando el botón de 'a su cama ya, por favor', pero parecía que se desvanecía cada vez que lo situaba en el teclado. Peleas de almohadas que acaban en cosquillas, y discusiones que se arreglaban acabando en besos de esos que no se olvidan, de los de 'perdóname'. ¿Te acuerdas cuando te contaba que me miraba y me preguntaba por qué sonreía? Todavía me sorprendo cuando lo recuerdo. Despertarme pensando que todo era un sueño y encontrarle despierto mirándome dormir con la sonrisa en la boca... Si, esa sonrisa que le salía al acabar de besarme. Que momento tan dulce y amargo a la vez. ¿Por qué acaban los mejores besos? El tiempo, para mí, se paraba a su lado pero, corría tan deprisa que perdíamos la noción de las noches, de los días, de las horas, de los minutos, de los segundos... Que bonito encontrarse a su lado.  Y puedo asegurar, que eso no era vida, era el paraíso. Mi más preciado tesoro.

¬¿Dónde quedaron esos momentos que te hacían tan feliz?

¬Somos libres de soñar con lo que queremos y, en mi cabeza, esos momentos se recrean cada día.

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